“Esta balanza aún conserva los aromas de mi Infancia”

Esta balanza aún conserva los aromas de mi Infancia”

En la alquimia del hogar la cocina tiene mucho de místico. Y es que mezclar, fusionar y dar formas es crear y la creación es un atributo divino. Es un juego donde el fuego, el agua, el aire y la tierra se unen para dar origen a la vida, porque el alimento ES vida, motor y energía en cada uno de nosotros.

Mariela es heredera de una poderosa magia culinaria sirio-libanesa. Su cocina explota de aromas, colores y texturas cada tarde de su vida.

Orgullosa de su pasatiempo favorito, que ya transformó en microemprendimiento, nos muestra una foto que atesora y expresa -“Esta balanza me la regaló mi mamá quien la heredó de mi abuelita Ñata y aún conserva los olores de mi Infancia”. En ese instante, Mariela, nos mostró al menos un ápice de toda su singularidad.

– Cómo inicia tu amor por la cocina?

– Mis abuelos, como los abuelos de muchos de nosotros, llegaron a la Argentina escapando de la segunda guerra mundial. Su apellido era Murat que es de origen sirio-libanés por lo que me crié viendo cocinar a mi abuela el Keppe, Tabuleh, Safijas, Baklawa, Mesle, Sambusek.

– Contanos un poco de esos recuerdos

– Tengo las imágenes muy vívidas de mi Abuelo Antonio con el mortero, un mortero de mármol blanco con mucha historia y que para mí era enorme. Todo era vivido como una ceremonia, recuerdo mucho el uso de las manos en cada comida, procesos lentos en la cocina que sin margen de error se traducían en los sabores familiares.

– Y la balanza? Cómo llega a tus manos?

– Con mi abuela Ñata cocinaba siempre, yo la veía y admiraba mucho. De ella aprendí los sabores típicos de nuestro origen. Esa balanza es muy simbólica en la familia. Se la regaló mi abuelo a mi abuela cuando se casaron en 1939. Yo la huelo y evoca los aromas de mi infancia, veo las manos de mi abuela y sus ojos observando el equilibrio. De la medida exacta salía el sabor indicado…

– Y hoy repetís algo de esta historia?

– Claro, hoy hago lo mismo con mis hijos Morena y Matías. Ellos son parte de esta historia y son los que conservarán las recetas tal como me fueron dictadas. Sus manitas me recuerdan a las mías y aunque a veces estoy apurada para poder hacer todo, sé que ellos se están apropiando de un modo de hacer…

– Y así surgió el Microemprendimiento “Delicias Caseras”?

– Sí, siempre me pedían típicas comidas que ya nadie hace con el sabor “hecho en casa” y de a poco comenzamos a darnos cuenta que podía ser otra forma de ingresos. Hoy hago viandas diarias, pedidos de fines de semana y también solicitudes especiales que elaboramos sólo por encargue ya que llevan mucho tiempo. Más que un emprendimiento es un placer y un momento en el que nos encontramos toda la familia para contarnos cosas y saber cómo estamos.

– Qué es lo que esperás de estos “Sabores Caseros”?

– Que todo lo que aprendí, lo aprendan mis hijos y los hijos de sus hijos para que nunca se pierda el sabor de la historia y el origen de nuestra familia. Aunque ellos nunca vieron cocinar a mi abuela, la conocieron y escucharon cómo me dictaba las recetas que me hicieron tan feliz en mi niñez. Ellos saben que mis abuelos tenían mucho amor en sus manos.

– Gracias Mariela, por abrirnos una ventanita de tu historia

– Gracias a ustedes por escucharla

Brilla Mariela al hablar, sin dudas su mirada en la evocación de los recuerdos familiares se percibe muy distinta de la que mira papeles y un monitor en la mañana.

 

Al terminar recordé esta estrofa de Drexler:

. El padre del padre del tamborero
Le esta contando a su nieto
La historia de aquel tambor
Como le contó a su padre su abuelo
Que dicen le había contado a él, su hermano mayor

La historia que es larga y a veces es triste
Resiste si se descarga en cada generación …